La actual imagen de la Virgen de la Trinidad fue bendecida en la iglesia de San Pablo el 27 de febrero de 1968. La cofradía la adquirió unos meses antes por mediación del influyente diseñador malagueño Juan Casielles del Nido, que conocía la existencia de esta imagen tallada directamente en la madera por Francisco Buiza en 1963. Era una época en la que los encargos no eran numerosos, debido a un accidente de moto que provocó severas lesiones en el imaginero y un prolongado estado de convalecencia. Por ello, Buiza realizó la imagen de la que luego fue la Virgen de la Trinidad para que presidiera su casa.
La técnica empleada por Buiza en la creación de la Virgen de la Trinidad destaca por su complejidad y refinamiento, utilizando madera de cedro policromado para dar vida a la imagen. La estructura de la talla, con sus 167 centímetros de altura, revela un minucioso trabajo en la policromía y en la anatomía hasta la altura de las caderas, insinuando los volúmenes con una base troncopiramidal cubierta de tela. Las manos y el rostro, puntos focales de la obra, se modelan con una expresividad que permite a la Virgen ofrecer un gesto de ofrenda o recibir el devoto besamano.
En el aspecto iconográfico, la imagen de María Santísima de la Trinidad Coronada transmite un profundo dramatismo, con lágrimas de cristal que recorren sus mejillas y una expresión facial que evoca un sollozo, capturando el dolor y la angustia de la Madre ante el sacrificio de su Hijo. La cuidadosa selección de tonos rosáceos y la técnica mixta en la policromía realzan el modelado de la obra, mientras que la postura de la cabeza y la disposición de las manos invitan al espectador a una sacra conversación, estableciendo un diálogo emotivo con la Virgen.